Rodrigo Samavarti Landgrave Téllez
Un poco de cultura
viernes, 13 de marzo de 2015
jueves, 18 de abril de 2013
Pensamientos Marxistas
Pensamientos
Marxistas

A lo largo de la historia, el dinero siempre ha
representado un medio de intercambio común dentro de la sociedad como pago por
bienes y servicios. Las clases sociales se han determinado por el ingreso que
pueden llegar a percibir, existiendo un interrogatorio que al parecer seguirá
sin resolverse, ¿realmente el dinero es lo que determina a una clase social?
Ralf Gustav Dahrendorf, que era un politólogo
británico, en su teoría sobre “el conflicto social” realizaba una crítica al
sistema capitalista planteándose como pregunta, ¿sí realmente el dinero es lo
que determina una clase social? Para Dahrendorf, existían tres tipos de clases
sociales: la cultural, la política y la económica (que el denominada
influencias). Él establecía que muchas veces existían personas con un gran
talento intelectual o con un gran poder político, pero que no contaban con un
cierto capital de alguna forma exuberante, pero que causaban cierto impacto
dentro de la sociedad.
Marx en las siguientes líneas plantea una cuestión
que todavía se sigue viendo en nuestra sociedad actual, ¿realmente el dinero
puede establecer o inclusive otorgar cierto poder sobre las demás personas? (no
olviden postear su comentario)
“Lo
que mediante el dinero es para mí, lo que puedo pagar, es decir, lo que el
dinero puede comprara ese soy yo, el poseedor del dinero mismo. Mi fuerza es
tan grande como lo sea la fuerza del dinero. Las cualidades del dinero son
mis-de su poseedor- cualidades y fuerzas esenciales. Lo que soy y lo que puedo no están
determinados en modo alguno por mi individualidad. Soy feo, pero puedo comprar
a la más bella de las mujeres. Por lo tanto no soy feo, pues el efecto de la
fealdad, su fuerza ahuyentadora, es aniquilada por el dinero. Según mi
individualidad soy tullido pero el dinero me procura veinticuatro pies, luego
no soy tullido; soy un hombre malo, sin honor, sin conciencia y sin ingenio,
pero se honra el dinero, luego también soy su poseedor. El dinero es el bien
supremo, luego es bueno su poseedor, el dinero me evita, además, la molestia de
ser deshonesto, luego se presume que soy honesto; soy estúpido, pero el dinero
es el “verdadero espíritu” de todas las
cosas, ¿Cómo podría carecer de ingenio su poseedor? Él puede, por los demás,
comprarse gentes ingeniosas, ¿Y no es quién tiene poder sobre las personas
inteligentes más talentoso que el talentoso?, ¿Es que no poseo yo, todos los
poderes humanos?, ¿Acaso no transforma mi dinero todas sus carencias en su
contrario?”
(Karl Marx)
Decálogo del Abogado
Decálogo del Abogado

I. Estudia. El Derecho se transforma
constantemente. Si no sigues sus pasos serán cada día un poco menos Abogado.
II. Piensa, El Derecho se aprende
estudiando, pero se ejerce pensando.
III. Trabaja. La Abogacía es una ardua
fatiga puesta al servicio de la Justicia.
IV. Lucha. Tu deber es luchar por el
Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia,
lucha por la Justicia.
V. Sé leal. Leal como tu cliente al que
no puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el
adversario, aun cuando el sea desleal contigo, Leal para con el Juez que ignora
los hechos, y debe confiar en lo que tu le dices y que, en cuanto al Derecho,
alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la
misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de
las cosas que se hacen sin su colaboración.
VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el
mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino
normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y
sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni
Paz.
IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de
pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día
en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto
tu victoria como tu derrota.
X. Ama tu profesión. Trata de considerar
la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su
destino, consideres un honor para ti proporcionarle que sea Abogado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)